jueves, 22 de julio de 2010

Itinerarios Turísticos Habituales VI

El Carmen de Puerta Nueva y el Santuario de la Fuensanta:

Tras esta visita a la iglesia de la Magdalena, podemos continuar nuestro recorrido por la calle Ronda de Andújar hasta llegar a Puerta Nueva, donde se encontraba la Puerta de dicho nombre, que se realizó en los primeros años del siglo XVI, según Ramírez de Arellano y Gutiérrez, en sus "Paseos por Córdoba", la apertura fue en el año 1518, su nombre alude a construcción reciente, respecto a las otras puertas de la ciudad abiertas en el muro de las murallas de la Villa y de la Axerquía, pero según Ramírez de las Casas Deza, en su "Indicador Cordobés", tiene el nombre por haber sido realizada en 1569, por la venida de Felipe II a Córdoba, precisamente en el lugar donde ya existía un postigo. Aunque Puchol Caballero en el acta capitular (del cabildo municipal) de 1518 ya se cita esta puerta, que sería remodelada con la venida del citado rey. Parte de esta puerta se hundió tras la realización de la carretera general de Madrid a Cádiz, y el resto desapareció a mediados del siglo XIX, conservando, no obstante, esta zona el topónimo (sobre las puertas y las murallas, se puede ver el libro "Córdoba en la baja Edad Media", de J.M. Escobar Camacho y "Urbanismo del Renacimiento en la ciudad de Córdoba", de Mª Dolores Puchol Caballero) y allí podemos ver la Facultad de Derecho, que ocupo las dependencias conventuales de los carmelitas descalzos, que se habían trasladado en 1580 a la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, que fue titular del convento. Este se construyó a lo largo del siglo XVII, sufriendo a lo largo del tiempo diversas vicisitudes, saqueos de los franceses, exclaustración en 1810, en el primer tercio del siglo XX incendio con caída de la techumbre, cerrándose al culto y privada del retablo; en 1940, se reabrió con el retablo rehabilitado. En 1980 se reforman los techos. Dentro de la Facultad de Derecho o antiguo convento, hay que destacar el antiguo refectorio y el claustro, uno de los más bellos del barroco cordobés, y la iglesia se reabrió como parroquia de Nuestra Señora del Carmen, cuya puerta principal está tapiada, entrándose por la puerta lateral, con hornacina dedicada a dicha Señora. El interior es de una nave cubierta con cañón, el crucero ostenta los escudos de los Cárdenas, patrones de la capilla mayor, en sus pechinas. La joya es el retablo mayor, muestra de la pintura barroca andaluza. De madera dorada y policromada trazada por Sebastián Vidal en 1639 y realizada por Pedro Freile de Guevara, y en 1655 hizo Juan de Valdés Leal las pinturas, aunque en su traslado, como hemos comentado, e instalación posterior en los años cuarenta, el montaje tuvo otro criterio, que aportó una forma diferente, observable en la actualidad. El gran cuadro central del retablo representa la Asunción a los Cielos de Elías, en su carro de fuego, cuya iconografía se toma de la metamorfosis de Ovidio, no en balde la familia Cárdenas fue protectora de escritores conceptistas y culteranistas, como Góngora, amigo de don Pedro de Cárdenas y Angulo, y aquellas metáforas de base mitológica eran muy de su gusto. Otros retablos son neobarrocos y en uno de ellos la imagen en talla de vestir del siglo XVIII, de Nuestra Señora de la Cabeza.

Por la cercanía podemos trasladarnos al Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, tomando por Campo Madre de Dios y Avenida Nuestra Señora de la Fuensanta hasta llegar a la plaza del mismo nombre donde está el Santuario. Hay que decir que a lo largo del siglo XV se instalaron fundaciones religiosas fuera de los muros de la ciudad. La devoción a esta Virgen nació a finales de la Edad Media, por la aparición milagrosa a Gonzalo García, levantándose prontamente un templo en conmemoración de tal suceso y edificación de un humilladero para proteger el lugar de la aparición, una fuente, conjunto restaurado en 1898. Obra de planta cuadrangular con arcos apuntado en tres de sus lados y cubierta con bóveda de crucería estrellada. En 1949 se colocó un azulejo con la aparición de la Virgen, San Acisclo y Santa Victoria a Gonzalo García. La fuente hoy es un pozo con brocal de estilo gótico. La fundación del Santuario data de 1450, más concretamente la iglesia se estima que pudo iniciarse entre 1450 y 1464, en terrenos del Cabildo Catedralicio, conocidos como Huerta de Albacete y los trabajos concluyeron en 1476, siendo patronos de la capilla mayor los marqueses de la Motilla a fines del siglo XVI. Iglesia dividida en tres naves sin crucero y cabecera plana, construcción más sencilla que las parroquias de la época. En el lado norte, la portada medieval persiste, con arco apuntado. Se conserva la talla de la Virgen de la Fuensanta, en barro policromado, de mediados del Cuatrocientos y se cree de la misma fecha la talla del Crucificado del Humilladero. El conjunto se reformó a mediados del XVII, sufriendo una profunda transformación. Se volvió a restaurar en la decada de 1980. Del XVII se cree el pórtico que precede a la portada lateral y la Capilla del Sagrario, en ella dos bustos de la Dolorosa y el Ecce Homo y el Cristo de las Mercedes, obra de origen americano donada al Santuario por Fernando Sánchez Castillejo a comienzos del Seiscientos. Por los muros del templo diferentes lienzos fechables también en el XVII, entre ellas el Entierro de Cristo obra de Juan de Alfaro terminada por Antonio Palomino, su discípulo, en 1695. De Antonio del Castillo se creen la Epifanía, San Pelagio en el pretorio, la Conversión de Pablo, un hecho de la vida de San Eulogio y una alegoría de la Virgen. Y el lienzo de la Aparición de la Virgen es una copia del XVIII de un original más antiguo. Unida al Santuario la leyenda del Caimán y del cojo que lo mató, restos: caimán y muleta del cojo, que han quedado en el pórtico mencionado anteriormente, junto con otras ofrendas y exvotos en agradecimiento a deseos satisfechos. Es el imaginario colectivo deseoso de satisfacer anhelos y terminar con sus pesadumbres.


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