jueves, 8 de julio de 2010

Itinerarios Turísticos Habituales II

Una vez estemos en el barrio de San Basilio, podemos recorrer sus calles, y si elegimos el mes de Mayo, no dejemos de visitar sus patios, aunque siempre se puede ver el patio de la sede de la Asociación de Amigos de los Patios, en la calle de San Basilio, como buen ejemplo de patio vecinal encalado, arquitectura popular adornada de macetas, que en el mes referido, florecidas envuelven el escenario de colorido y perfumes, que trae a la memoria a Borges, que fue un enamorado de Córdoba:

"Desde uno de tus patios haber mirado las antiguas estrellas,
desde el banco de sombra haber mirado esas luces dispersas
que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar ni a ordenar en constelaciones,
haber sentido el círculo del agua en el secreto aljibe,
el olor del jazmín y la madreselva,
el silencio del pájaro dormido,
el arco de Zaguán, la humedad,
esas cosas, acaso, son el poema"
(José Luis Borges, Antología Poética 1923-1977)

Sin olvidar los patios de San Lorenzo, Santa Marina, etc, Córdoba, la ciudad de los patios, vida y vivencias en ellos, no solo en la ebullición, sino en la tranquilidad, aunque sea a través de una reja, de una cancela. Si queremos proseguir con la floresta y el agua, visitemos el Jardín Botánico, sin olvidar el Molino de la Alegría, edificio dedicado a Museo de Paleobotánica, pero en sí mismo valioso, arte del trabajo. En primavera está en todo su esplendor (durante los meses de Julio y Agosto, los Miércoles y Jueves de dichos meses tenemos actuaciones de cuentacuentos y grupos musicales. Consultar en Actividades y Horarios).

Otro itinerario para visitar puede ser el camino desde el Puente Romano al Puente de Miraflores y visitar el Molino de Martos. Tras esta visita el recorrido puede continuar por el barrio de Santiago, con su iglesia, perteneciente al grupo de iglesias erigidas en el siglo XIII, tras la conquista de la ciudad en 1236, aunque han sido alteradas a lo largo del tiempo, se realizó sobre el solar de una antigua mezquita, transformando el alminar para su reutilización como campanario a lo largo del siglo XIV, que fue también cuando se hicieron la fachada principal y las laterales. Precisamente la fachada de los pies fue antiguamente la principal. Ha sido últimamente restaurada entre 1987 y 1990.

Avanzando por la calle Lineros, llegamos a la Plaza del Potro, el lugar más cervantino de la ciudad. En el siglo XIV, el topónimo Potro hace referencia a una zona de la Calle Mayor, una parte de la cual es la mencionada Lineros, y la plaza recibiría dicho nombre por cercanía a la misma, así lo dice José Manuel Escobar Camacho, en su obra Córdoba en la Baja Edad Media, pues la primera (calle) aparece con dicho nombre en 1328, y la segunda (plaza), lo recibiría en el último cuarto del siglo XIV, y la fuente de su centro, no existió antes del siglo XVI, y como fue un lugar muy comercial en la Córdoba bajomedieval, no podían faltar los mesones, para los numerosos viajeros y comerciantes que llegaban a la ciudad, uno de los cuales ha perdurado hasta la actualidad, el llamado del Potro, antes conocido como el de la Pastora o Catalana en el siglo XV. Este mesón o Posada del Potro aparece mencionada en El Quijote, donde se alojaría Cervantes en su estancia cordobesa y donde escribió una de sus novelas ejemplares: la ilustre fregona. Esta posada está en restauración, para dedicarla a museo del Flamenco, especialmente dedicado a la figura de Fosforito.

En la Plaza también se encuentra el Museo de Bellas Artes, en el antiguo Hospital de la Caridad, donde la cofradía de su nombre, tenía su residencia en el último tercio del siglo XV, dedicada a labores existenciales. En el Museo, que conserva su pórtico renacentista, construido en 1509, tiene entre sus fondos pinturas tardomedievales, pinturas barrocas de cordobese y andaluces (Juan de Valdés Leal, Francisco de Zurbarán, Antonio del Castillo), cuadros de Chicharro, Regoyos, Rusiñol, Zuloaga, Ricardo Baroja, entre otros, y una notable colección de dibujos y esculturas, destacando el cordobés Mateo Inurria. Junto a este Museo, compartiendo patio, está el de Julio Romero de Torres, conservando el ambiente de la época del pintor (1874-1930). Destacando en sus cuadros las figuras femeninas, con un clima de inquietante misterio y sensualidad. El Poema de Córdoba, donde aparecen paisajes de la ciudad, el Retablo del Amor, con el que recibió la medalla de la Exposición Internacional de Barcelona de 1911. Musa Gitana, la Chiquita Piconera, etc.

Al fondo de la Plaza, mirando hacia el río, se alza un nuevo triunfo con San Rafael. Se puede continuar por la calle Armas y desembocar en la Plaza de las Cañas, hasta llegar a la Plaza de la Corredera, o bien se puede ir por la calle de la Feria, nombre que recibió por las dos ferias anuales que le fueron concedidas a la ciudad por Sancho IV, en 1284, actualmente calle de San Fernando, donde hacia la mitad se halla una fuente adosada del siglo XVIII, y en ella flanqueando un arco, nos encontramos en una plazuela que sirve de pórtico a la iglesia de San Francisco, que fue el antiguo convento franciscano de San Pedro el Real.




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